Qué estoy haciendo yo.
¿Qué estoy haciendo en este tiempo de calamidad mundial?
No nos preguntemos qué está haciendo la OMS, la comunidad internacional, nuestro gobierno, los servicios médicos, los profesionales de la medicina, nuestro vecino, los ministros de culto, nuestro Dios.
¿Nos estamos quedando en casa, en la medida de lo posible, estamos utilizando las redes para infundir aliento y esperanza a nuestra comunidad y al mundo?
Es muy fácil en medio de esta situación tan difícil, despotricar en contra de quienes creemos deberían solucionar TODOS nuestros problemas, pero no es esa la forma en que las soluciones comenzaran a llegar.
Es tiempo de estar unidos, de bendecirnos unos a otros, de pedirle a Dios que al prójimo no le falte el sustento y si nos es posible compartirle del nuestro.
Es tiempo de pedirle a Dios para que bendiga a nuestro empleador, porque la bendición que el reciba seguramente nos alcanzará a nosotros.
Es tiempo de orar por nuestro gobierno, por el Ministerio de Salud, por las personas contagiadas, aquí y en el mundo, por los miles de personas enlutadas por la pérdida de un ser amado. Es tiempo de bendecir a nuestra tierra, es tiempo de voltear a ver a Dios y dejarnos abrazar por su amor y misericordia.
Créanme, el Dios que conozco no esta en el palco disfrutando la función, el Dios que conozco esta cerca da cada persona en dolor y tristeza, el no es ajeno al dolor de la humanidad, a él también le duele nuestro dolor. Si conoces al mismo Dios sé que te ayudará a tener paz y confianza en medio de esta calamidad.
Todos en este tiempo, tenemos compromisos económicos que cumplir, y alimentos que llevar a nuestra mesa, oremos a Dios para que permita que nuestras autoridades tomen las medidas necesarias para ayudarnos a salir adelante, y mientras ese momento llega, acerquémonos confiadamente ante el trono de la gracia de Dios para alcanzar el oportuno socorro.
Comprometámonos hoy a ser el oído que alguien más necesita. Si alguien le comenta su difícil situación, no le responda que usted está igual o peor (aunque sea cierto), ¡¡¡¡¡¡¡ESCÚCHELO!!!!!!!, hablar de lo que nos agobia es una manera de descargar el alma. Encontrar a alguien que nos preste atención es en estos días un bálsamo para el alma. Recordemos, nos necesitamos unos a otros, seamos portadores de palabras de aliento, palabras amables, palabras de esperanza.
Seamos instrumentos de bendición en las manos de Dios, seamos sus manos, sus brazos y sus oídos, seamos los ángeles sin alas que enviará para bendecir a sus hijos. presentemos a quienes no le conocen, al Cristo que nos ha cambiado la vida.
Que el Señor nos bendiga y nos guarde, que haga resplandecer su rostro sobre nosotros, que siga teniendo de nosotros misericordia, que alce su rostro sobre nosotros y ponga en TODOS paz. Pongamos su nombre sobre nuestras vidas y permitamos que nos llegue su bendición.
Parafraseado Números 6:24-27
Encendamos una luz,en la oscuridad que el mundo esta viviendo.
No nos preguntemos qué está haciendo la OMS, la comunidad internacional, nuestro gobierno, los servicios médicos, los profesionales de la medicina, nuestro vecino, los ministros de culto, nuestro Dios.
¿Nos estamos quedando en casa, en la medida de lo posible, estamos utilizando las redes para infundir aliento y esperanza a nuestra comunidad y al mundo?
Es muy fácil en medio de esta situación tan difícil, despotricar en contra de quienes creemos deberían solucionar TODOS nuestros problemas, pero no es esa la forma en que las soluciones comenzaran a llegar.
Es tiempo de estar unidos, de bendecirnos unos a otros, de pedirle a Dios que al prójimo no le falte el sustento y si nos es posible compartirle del nuestro.
Es tiempo de pedirle a Dios para que bendiga a nuestro empleador, porque la bendición que el reciba seguramente nos alcanzará a nosotros.
Es tiempo de orar por nuestro gobierno, por el Ministerio de Salud, por las personas contagiadas, aquí y en el mundo, por los miles de personas enlutadas por la pérdida de un ser amado. Es tiempo de bendecir a nuestra tierra, es tiempo de voltear a ver a Dios y dejarnos abrazar por su amor y misericordia.
Créanme, el Dios que conozco no esta en el palco disfrutando la función, el Dios que conozco esta cerca da cada persona en dolor y tristeza, el no es ajeno al dolor de la humanidad, a él también le duele nuestro dolor. Si conoces al mismo Dios sé que te ayudará a tener paz y confianza en medio de esta calamidad.
Todos en este tiempo, tenemos compromisos económicos que cumplir, y alimentos que llevar a nuestra mesa, oremos a Dios para que permita que nuestras autoridades tomen las medidas necesarias para ayudarnos a salir adelante, y mientras ese momento llega, acerquémonos confiadamente ante el trono de la gracia de Dios para alcanzar el oportuno socorro.
Comprometámonos hoy a ser el oído que alguien más necesita. Si alguien le comenta su difícil situación, no le responda que usted está igual o peor (aunque sea cierto), ¡¡¡¡¡¡¡ESCÚCHELO!!!!!!!, hablar de lo que nos agobia es una manera de descargar el alma. Encontrar a alguien que nos preste atención es en estos días un bálsamo para el alma. Recordemos, nos necesitamos unos a otros, seamos portadores de palabras de aliento, palabras amables, palabras de esperanza.
Seamos instrumentos de bendición en las manos de Dios, seamos sus manos, sus brazos y sus oídos, seamos los ángeles sin alas que enviará para bendecir a sus hijos. presentemos a quienes no le conocen, al Cristo que nos ha cambiado la vida.
Que el Señor nos bendiga y nos guarde, que haga resplandecer su rostro sobre nosotros, que siga teniendo de nosotros misericordia, que alce su rostro sobre nosotros y ponga en TODOS paz. Pongamos su nombre sobre nuestras vidas y permitamos que nos llegue su bendición.
Parafraseado Números 6:24-27
Comentarios
Publicar un comentario