Infidelidad



La infidelidad es un golpe bajo hacia la persona que confía en su pareja, esta traición no tiene ninguna justificación ante los ojos de Dios, ni ante los ojos de los hombres.
La infidelidad causa en la persona traicionada, una de las heridas más profundas que puede recibir un ser humano en su alma y en su corazón. La vida después de ese momento nunca volverá a ser la misma.
Cuando la intimidad y la confianza de un matrimonio se ven profanadas solo Dios puede reconstruir y sanar almas hechas añicos por el pecado.
No será fácil pero tampoco imposible, para ello se necesita amor, perdón, dominio propio y la firme determinación de no permitir que el pecado destruya lo que con tanto amor y sacrificio un día se decidió construir.
El perdón por una parte y el arrepentimiento por la otra son las claves del éxito, sumando a esto, comprensión de ambas partes, tomando en cuenta que no será fácil restaurar la confianza perdida.
De la mano de Dios, obedeciendo su palabra y dando frutos dignos de arrepentimiento se puede salir adelante.
Si quien que cometió el pecado no quiere quedarse, déjalo (la) marchar, no es sano estar a lado de alguien que no te valora. El proceso será doloroso, pero de que sales del dolor y la tristeza no hay duda. Tu confía en Dios que a su tiempo y a su manera todas las piezas encajaran en su justo lugar y tomado (a) de su mano volverás a sonreír convertido (a) en alguien mucho mejor y mas fuerte de lo que eres hoy. Dios no desperdicia una pena y todo aunque hoy no lo parezca obrará para nuestro bien si no desmayamos. No te rindas pelea y ten presente que si Dios contigo quién contra ti.
Al que cree todo le es posible y no olvides apropiarte de su palabra.
El Señor es un refugio para los oprimidos, un lugar seguro en tiempos difíciles. Los que conocen tu nombre confían en ti,
porque tú, oh Señor, no abandonas a los que te buscan. Salmo 9:9

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